domingo, 20 de febrero de 2011

Pensando en el futuro

I

Niña 6 años
Le pregunta que cúal es su mayor deseo en la vida. Ella responde que tiene muchos deseos, muchos. Le pide que le mencione uno. Ella responde -quiero crecer para alcanzar las hojas de los árboles-.

Todos los niños son poetas, ya lo ha dicho Pablo Neruda.

II

Mujer 67 años
Viernes de noche. Llego a casa y me dice que está practicando una nueva firma ya que recibirá una pensión por parte del gobierno y tendrá que firmar una tarjeta. Sábado de tarde. Me encuentro 3 hojas llenas con la misma práctica. Sábado de noche. Me dice -mira, cada vez me queda mejor-. Domingo de mañana. -Tu hermana me ha dicho que la modificara de esta forma- me dice, y me enseña en un papel la diferencia. -Yo creo que la anterior es mejor, y ya la he dominado- agrega, a lo cual asiento con la cabeza y le doy un beso, le digo -ahora estás lista para recibir dentro de 8 meses tu tarjeta y hacer uso de ella-. Le veo tan contenta que yo mismo comparto su felicidad.

III

Jóven 27 años
Supongo que ha tomado el teléfono y lo sostiene con su hombro apretando el auricular para dejar sus manos libres. También supongo que esto le da libertad a sus manos y continúa, según entiendo, manipulando su lavaropa. Me dice que no sabe que decisión tomar y que intenta desenmarañar algo más profundo en los seres humanos que se llaman a sí mismos homosexuales. Escucho atentamente su plática pero no logro seguirla, me siento estúpido. Lava ropa y piensa en el futuro, en su futuro y lo representa con un sueño.

VII

Hombre casi 34 años
Me he pasado casi ocho horas leyendo un libro en la biblioteca local, ha sido una fortuna haberlo encontrado. Siempre me pasa que al terminar uno me deja la sensación de nostalgia, leo y quisiera seguir escuchando a aquella persona, que perdurara este día y aquel sol en la distancia. Que la sucesión de las cosas pare, que me esperen mientras leo, sonriendo a cada acción de Ulysses con esa inocencia en la cual me veo años atrás... El futuro, mi futuro no puedo observarlo.

Aquello que olvidamos

"Su madre estaba en el jardín, echando pienso a los pollos. Vio que el niño tropezaba y se caía, luego se levantaba y volvía a dar brincos. Ulysses llegó enseguida y sin decir nada se plantó a su lado, después fue al nido de la gallina en busca de huevos. Encontró uno. Se lo quedó mirando un momento, se lo llevó a su madre y se lo entregó con mucho cuidado, con lo cual quería decir lo que ningún hombre puede adivinar y ningún niño recuerda para contarlo." W. S.